Los
desafíos que se presentan a la hora de proyectar en las ciudades a partir de la
experiencia en La Paz.
Basado en la
experiencia realizada en la ciudad de La Paz parecería ser que el mayor desafío
a la hora de proyectar e intervenir en las ciudades es la enorme brecha
existente entre proyectista y los distintos habitantes de la ciudad.
Esta reflexión parte
de la devolución realizada por el ex-alcalde de la ciudad Juan Tons en la
presentación de los proyectos para la plaza de la ciudad. Los principales puntos
que destacó fueron que nadie mantenía los bancos actuales, que habían donado
distintos habitantes, ni la bola de granito de la fuente, que había sido
tallada hace unas décadas por los trabajadores de las canteras.
Quizás esto ocurrió
porque faltó interactuar más de manera previa con el público local, o
simplemente porque los intereses entre ambas partes eran distintos.
Creo que aquí es donde
se da un punto sobre el cual se puede debatir ampliamente. Nosotros como
proyectistas que vamos a intervenir en la ciudad debemos tener en cuenta los
intereses de las personas por sobre todas las cosas, dado que van a ser los
usuarios del producto terminado. Pero a su vez como proyectistas también
tenemos que tener una visión más amplia y abarcativa de las cosas, con un
horizonte más largo placista que puede llegar a ponernos en una posición
contraria a los intereses inmediatos de la población.
Por ejemplo en el caso
de la intervención en la plaza de la ciudad, el ex alcalde manifestó la
voluntad de mantener los bancos, bancos clásicos de cualquier plaza del país,
pero que en este caso tenían el nombre de quien los había donado. Si se busca
reacondicionar la plaza no existe una mejor solución a estos bancos
tradicionales, es decir algún tipo de equipamiento que cumpla multiples
própositos, banco-mesa, banco-cantero, etc. Quizás al principio no sean bien
vistos pero quizás más adelante este nuevo equipamiento adquiera un buen nivel
de aceptación ya que es más útil que el equipamiento previo.
También creo que
existe una reacción natural de reticencia al cambio. Esto lo extraigo de la
reacción de los comerciantes de la Av. José Batlle y Ordoñez que se oponen al
proyecto de peatonalización o semipeatonalización del circuito comercial de la
ciudad. Actualmente es una de las calles más transitadas de la ciudad con una
importante presencia de tránsito pesado y a su vez es la principal calle
comercial y conector Este-Oeste de la ciudad. Desde el punto de vista
comercial, cualquiera que siga la experiencia de Jan Gehl puede animarse a
afirmar que el tráfico peatonal es mucho más beneficioso para el comercio que
el tráfico pesado de vehículos. Por otro lado el tránsito peatonal y el tráfico
vehicular pesado no son muy compatibles. En este caso el proyectista cree
y puede afirmar con cierto fundamento que la semi o total peatonalización
(llevado a cabo de una manera adecuada por supuesto) podría beneficiar
enormemente al comercio de la zona, mientras el comerciante local cree lo
contrario. Es decir que la peatonalización disminuirá el flujo de personas y
por ende afectará el comercio. Como se debe proseguir en este caso?
Creo que la persona
que debe intervenir en la ciudad debe manejar muchas y diversas variables. Al
intervenir en una ciudad hay que conciliar entre los deseos del público y lo
que se considera el mejor camino a seguir, en muchos casos visiones totalmente
contrarias (siempre asumiendo que el proyectista tiene los intereses de la
ciudad primero y no la motivación egoísta de lograr un proyecto que le brinde
prestigio). ¿Se debe implementar un proyecto con el cual el público no esté
totalmente de acuerdo, por más que se crea que pueda ser una mejora para la
ciudad?
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