Innovación vs. Identidad
Hacer una
propuesta de renovación de una plaza existente puede parecer en principio una
experiencia relativamente sencilla. Lo primero que realizamos como forma de
encarar el desafío fue visitar personalmente el lugar, y una vez allí pudimos
identificar el estado y la calidad de las distintas áreas y así aparecieron las
primeras ideas.
En un principio
nos vimos tentadas por la idea de sustituir o eliminar completamente todo
aquello que parecía estar en malas condiciones, pero luego de escuchar otras
visiones, nos dimos cuenta de que nuestra primera idea estaba equivocada o al
menos no era la más adecuada para el lugar.
La experiencia
de La Paz nos permitió comprender que no siempre el borrón y cuenta nueva es la
mejor opción. Quizás tirar abajo la antigua estación y hacer una nueva en su
lugar habría funcionado perfectamente, pero una mejor opción -que sería mejor
recibida por el poblador- es restaurar y dotar de nuevas actividades a ese
espacio que tiene un valor para la identidad de la ciudad.
Una vez que
comprendimos la importancia que tienen el tren y la piedra granítica para el
paceño, pudimos crear un diseño que con pocos recursos y pocas modificaciones
incorporara al granito en los pavimentos y recuperara la relación visual entre
el usuario de la plaza y las vías del tren. Es decir que, una vez que entró en
consideración la identidad del lugar, la propuesta para ese espacio urbano se
modificó enormemente.
Aun habiendo
puesto énfasis en la identidad del lugar, finalmente nos dimos cuenta de que
muchos aspectos se nos escaparon, como por ejemplo el valor que tenían los
bancos de la plaza para la gente de la ciudad.
La experiencia
nos permitió entender que si uno no se informa lo suficiente sobre el lugar a
intervenir, puede caer en el error de pensar que con una renovación de
equipamiento o que con tirar abajo lo que existe y hacer algo innovador la
gente va a quedar conforme. Pero la realidad no es así, de hecho es todo lo
contrario. Los pobladores le dan mucho
valor a algunas cosas que quién lo ve de afuera muchas veces no es capaz de
reconocer. Es clave vincularse con los pobladores del lugar que van a ser los
verdaderos usuarios, para conocer sus necesidades, para saber qué cosas tienen
un valor inmenso para ellos, ya sea porque fue construido por sus propias
manos, porque tiene un valor histórico o porque lo donó alguien significativo.
Si bien la
intervención en La Paz fue un desafío particularmente grande en este sentido,
por tratarse de una ciudad pequeña con mucha historia, lo aprendido en esta
experiencia se aplica a cualquier otra. Por más de que en otras ciudades o
lugares la identidad no sea tan fuerte, siempre hay que informarse mucho,
hablar con los pobladores, los usuarios, los historiadores, las autoridades,
los conocedores. Esta experiencia nos deja como enseñanza que no importa la
magnitud de la intervención urbana que se vaya a realizar, como arquitecto
urbanista uno debe informarse y dejar de lado las ideas caprichosas que a uno
le gustan, para hacer lo que la gente quiere, necesita y se identifica.
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