La realización de cualquier tipo de proyecto
arquitectónico requiere en mayor o menor medida un análisis previo del entorno
y su realidad. En el caso de proyectos de gran escala este punto es de vital
importancia, no solo para conocer la base sobre la cual trabajar sino también
como herramienta constructiva. Este tipo de análisis genera insumos que
permiten conocer problemáticas, realidades y virtudes, que serán los temas a
tocar en un buen proyecto.
Es necesario conocer la topografía, sobre
todo si esta cuenta con grandes irregularidades. Qué grado de transformabilidad
existe, derivado principalmente del tipo de suelo; si cuenta o no con elementos
relevantes que no puedan ser movidos. Recabar esta información puede ser
complicado si se trata de localidades pequeñas o alejadas
Analizar el entorno, conocer la
infraestructura, saber si cuenta o no con saneamiento o suministros básicos son
aspectos que se deben tener en cuenta de manera de saber si estos deben ser
incorporados o no dentro del proyecto. Dentro de la infraestructura se debe
conocer los tejidos que darán información de la población y de la estructura
misma de la zona, así como el desplazamiento —si es fluido o no— derivado
directamente en el grado de conectividad.
De igual forma es necesario conocer la
normativa vigente; esto es, saber si existen o no planes para la zona y cómo es
vista a futuro por las propias autoridades. Eso quizás sea uno de los puntos
más fáciles de realizar.
Su historia y costumbres son otro factor a
analizar, investigando sobre todo con los propios habitantes. De esta forma se
los incorpora al proyecto para facilitar su apropiación a futuro, considerando
sus necesidades y aportes para disminuir las grandes problemáticas que puedan
existir. Este factor es de vital importancia; no considerarlo podría significar
un fracaso de todo el proyecto.
Los desafíos más importantes radican entonces
en obtener esta información y descifrarla de forma correcta. Se intenta dar un
orden jerárquico, equilibrando lo que los habitantes de la zona puedan querer,
las necesidades reales, la economía, las posibilidades y lo que el propio
arquitecto quiera incorporar, considerando siempre que se busca crear nuevos
espacios útiles, estéticamente bellos y funcionales.
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