El
estudio de los factores, el factor determinante.
Las calles, las plazas, las casas, la historia, la movilidad, las personas, los niños, los ancianos, el transporte público, el privado, las aceras, el pavimento, los materiales, la vegetación, el ambiente, las actividades, el deporte, la demografía, la sociología, las tradiciones, la identidad, los monumentos, los edificios de interés, el arraigo, el comercio, la industria, el trabajo, los recorridos, el entorno, la ciudad de al lado, la de más allá, sus relaciones, el río, la montaña, los servicios, las instalaciones, las redes, la limpieza, el mantenimiento, el clima, el sol, los proyectos, el mobiliario, el espacio, la economía, el medio ambiente, lo existente, las servidumbres, la normativa, la forma, el tamaño, la expansión, el crecimiento, la funcionalidad, la belleza, lo general, lo particular, los detalles, la escala, el terreno, el relieve, la tecnología, …
Son infinitos
los factores que hay que tener en cuenta a la hora de proyectar un espacio en
la ciudad. Cada factor es a su vez un desafío si existen múltiples formas de
solucionarlo. Proyectar un espacio en la ciudad es complejo porque aparte de
todos los factores que intervienen hay que tener en cuenta lo más importante:
las personas que lo van a utilizar. Si
ese espacio es para determinado colectivo o privado esa complejidad es menor,
pero cuando se trata de un espacio público, como lo que estamos proyectando en
La Paz, la complejidad aumenta, por la diversidad de personas que viven en una
ciudad, la diversidad de actividades que realizan y, por lo tanto, la
imposibilidad de dar respuesta a todas sus demandas.
Una mala
decisión o el pasar por alto un factor puede implicar el abandono o rechazo del
espacio por los usuarios, al no sentir estos que ese espacio les resulta
agradable, cómodo y útil. Esto es lo que
detecté una vez entregado el proyecto Urban-Lab que desarrollé junto con mis
compañeros. En la breve intervención del exalcalde Juan Tons tras la exposición
de los trabajos seleccionados me di cuenta de todos los factores que por la
inexperiencia y el desconocimiento habíamos pasado por alto y la importancia
que tenía para los paceños hasta el último banco de la plaza, por ejemplo.
Eso hace pensar
que, lógicamente, de haber conocido más en profundidad ciertos datos la
actuación hubiera sido distinta. También implica que a la hora de enfrentarse
al segundo ejercicio se tiene más en cuenta la experiencia del primero para
determinar las actuaciones a seguir, aunque aquí entran a formar parte del
proyecto otros factores que nada tienen que ver con el primer ejercicio como
son la escala, el terreno y el objeto en sí del proyecto. La forma de empezar
este proyecto también es distinta dedicando más tiempo al análisis previo a la
proyección. Unos minutos de charla con los lugareños puede ayudarte más que
horas de estudio. Y este es otro problema al que nos enfrentamos: el trabajar
en un lugar que no conocemos. Problema que se acentúa cada día más con la
tendencia globalizadora que está teniendo la arquitectura y que quizá hace
tiempo no se daba tanto al circunscribirse el trabajo de los arquitectos a un
entorno más inmediato y por tanto más conocido. En definitiva un desafío más al
que se enfrenta el arquitecto y la arquitectura en general y que puede ser el
factor determinante en un proyecto.
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