martes, 1 de diciembre de 2015

TU. F3: ARESTI

¿Ciudades nuevas o existentes renovadas?


El artículo de Un-Habit trata cinco principios como línea guía al momento de proyectar ciudades nuevas. Como principio número uno, toma el espacio que debe ser previsto para las calles, como medida para evitar embotellamientos y dejar entonces lugar previsto no solo para los vehículos, sino para el peatón, y otros medios de transporte como lo son las bicicletas.

En segundo lugar, propone que las ciudades deben de ser densas, para poder concentrar también las actividades, además de aprovechar más el suelo, reducir la dependencia del automóvil y hacer ciudades más eficientes.

Además, asegura que es necesario que en cada área existan edificios de diferentes usos, es decir, que no se concentren barrios solo de viviendas, sino que deben estar acompañados de una infraestructura que incluya los servicios necesarios para la vida cotidiana.
Como cuarto punto destaca que los terrenos deben de ser todos diferentes, para asi poder concentrar población de todas las características, es decir, de bajos y altos recursos. De esta manera todos encontraran un trabajo cerca de su casa y se evitaría el traslado y las ciudades dormitorio.

Como último punto, afirma que hay que evitar, en cuanto sea posible, la formación de zonas destinadas a una función específica, porque no favorecen a la población y pueden terminar siendo despobladas si algo sucede a ese rubro.

Estos son cinco puntos muy prácticos y fundamentales al proyectar una ciudad. Pero, ¿acaso el mundo no tiene ya ciudades consolidadas?

Esta es una pregunta que podría alterar el rumbo del artículo. Claro está que con el lápiz en la mano y el papel en blanco, las reglas pueden aplicarse a rajatabla, creando ciudades ideales y perfectas – o que dicen serlo. Pero, ¿qué sucede con las ciudades existentes?. Es importante entonces saber aplicar estos conceptos y bases, casi como normas estrictas, a los barrios y localidades que ya están formados, con poco margen para grandes modificaciones, o tal vez con poco capital por parte del país.

Yo creo que se debería empezar por estudiar la ciudad y entender sus problemas. Una vez identificados estos, hay que tomar dos o tres debilidades que han de ser fundamentales para el desarrollo de los cambios, y punto de partida.

En la mayoría de las ciudades el resultado del análisis termina por ser el mismo: congestión, saturación, dependencia del vehículo y poca infraestructura o zonificada. Esto es por el simple motivo de que muchas de ellas fueron construyéndose en épocas anteriores, donde el automóvil no existía o no era tan accesible como lo es hoy en día, por lo que las calles no están dimensionadas adecuadamente, pero a la vez ya está consolidado el frente edificado de las mismas y sería imposible pensar en tirar abajo todos estos edificios.

Encuentro entonces dos posibles soluciones, que, favorablemente, son compatibles, es decir, que pueden realizarse en simultáneo. Ambas tratan de lo mismo: evitar la dependencia del automóvil. Es interesante y simple- aunque no tan simple como nos parece a quienes no hemos trabajado en eso- construir un adecuado, eficiente, y que atienda a las masas, sistema de transporte público. De este modo, como en muchas de las grandes ciudades ya ocurre, las personas preferirían usar este medio de transporte, que ahorra dinero, tiempo (si fuera que la mayor parte de la población haga uso del servicio y se descongestionaran las calles) y es más ecológico.

Y si de ecología se trata, podemos pasar entonces a mi segunda posible solución: la implementación y fomento del uso de otros medios de transportes, como la bicicleta. Es entonces un medio que solo necesita de un espacio de la calle o vereda, y que será entonces adecuado al circuito de cada uno, ya que es de uso libre, no necesita tener el recorrido que te favorezca ya que es elegido por uno mismo.


En conclusión, con estas dos simples propuestas, me atrevo a decir que es muy importante tener claras las normas y guías para construir ciudades nuevas, pero que lo es aún más – y sobre todo considerando el país en el que nos encontramos-  descubrir cómo sería posible modificar y ajustarnos a los problemas existentes, tratando con lo existente y adaptando estos principios que el articulo nos propone que son, por cierto, de gran valor, orden y realidad.

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