¿Ciudades nuevas o existentes renovadas?
El artículo de Un-Habit trata cinco
principios como línea guía al momento de proyectar ciudades nuevas. Como principio número uno, toma el
espacio que debe ser previsto para las calles, como medida para evitar
embotellamientos y dejar entonces lugar previsto no solo para los vehículos,
sino para el peatón, y otros medios de transporte como lo son las bicicletas.
En segundo lugar, propone que las
ciudades deben de ser densas, para poder concentrar también las actividades,
además de aprovechar más el suelo, reducir la dependencia del automóvil y hacer
ciudades más eficientes.
Además, asegura que es necesario
que en cada área existan edificios de diferentes usos, es decir, que no se
concentren barrios solo de viviendas, sino que deben estar acompañados de una
infraestructura que incluya los servicios necesarios para la vida cotidiana.
Como cuarto punto destaca que los
terrenos deben de ser todos diferentes, para asi poder concentrar población de
todas las características, es decir, de bajos y altos recursos. De esta manera
todos encontraran un trabajo cerca de su casa y se evitaría el traslado y las
ciudades dormitorio.
Como último punto, afirma que hay
que evitar, en cuanto sea posible, la formación de zonas destinadas a una
función específica, porque no favorecen a la población y pueden terminar siendo
despobladas si algo sucede a ese rubro.
Estos son cinco puntos muy
prácticos y fundamentales al proyectar una ciudad. Pero, ¿acaso el mundo no
tiene ya ciudades consolidadas?
Esta es una pregunta que podría
alterar el rumbo del artículo. Claro está que con el lápiz en la mano y el
papel en blanco, las reglas pueden aplicarse a rajatabla, creando ciudades
ideales y perfectas – o que dicen serlo. Pero, ¿qué sucede con las ciudades
existentes?. Es importante entonces saber aplicar estos conceptos y bases, casi
como normas estrictas, a los barrios y localidades que ya están formados, con
poco margen para grandes modificaciones, o tal vez con poco capital por parte del
país.
Yo creo que se debería empezar por
estudiar la ciudad y entender sus problemas. Una vez identificados estos, hay
que tomar dos o tres debilidades que han de ser fundamentales para el
desarrollo de los cambios, y punto de partida.
En la mayoría de las ciudades el
resultado del análisis termina por ser el mismo: congestión, saturación,
dependencia del vehículo y poca infraestructura o zonificada. Esto es por el
simple motivo de que muchas de ellas fueron construyéndose en épocas
anteriores, donde el automóvil no existía o no era tan accesible como lo es hoy
en día, por lo que las calles no están dimensionadas adecuadamente, pero a la
vez ya está consolidado el frente edificado de las mismas y sería imposible
pensar en tirar abajo todos estos edificios.
Encuentro entonces dos posibles
soluciones, que, favorablemente, son compatibles, es decir, que pueden
realizarse en simultáneo. Ambas tratan de lo mismo: evitar la dependencia del
automóvil. Es interesante y simple- aunque no tan simple como nos parece a
quienes no hemos trabajado en eso- construir un adecuado, eficiente, y que
atienda a las masas, sistema de transporte público. De este modo, como en
muchas de las grandes ciudades ya ocurre, las personas preferirían usar este
medio de transporte, que ahorra dinero, tiempo (si fuera que la mayor parte de
la población haga uso del servicio y se descongestionaran las calles) y es más
ecológico.
Y si de ecología se trata, podemos
pasar entonces a mi segunda posible solución: la implementación y fomento del
uso de otros medios de transportes, como la bicicleta. Es entonces un medio que
solo necesita de un espacio de la calle o vereda, y que será entonces adecuado
al circuito de cada uno, ya que es de uso libre, no necesita tener el recorrido
que te favorezca ya que es elegido por uno mismo.
En conclusión, con estas dos
simples propuestas, me atrevo a decir que es muy importante tener claras las
normas y guías para construir ciudades nuevas, pero que lo es aún más – y sobre
todo considerando el país en el que nos encontramos- descubrir cómo sería posible modificar y
ajustarnos a los problemas existentes, tratando con lo existente y adaptando
estos principios que el articulo nos propone que son, por cierto, de gran
valor, orden y realidad.
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