martes, 1 de diciembre de 2015

TU. F3: BRUM

Ciudad nueva y desarrollo de la ciudad existente


UN-Habitat plantea cinco principios para utilizar como base a la hora de planear el desarrollo de una nueva ciudad.

  1. Espacio adecuado para las calles y una red vial eficiente. La red vial debería ocupar un 30% del territorio y tener por lo menos 18km de calle por km².
  2. Alta densidad. Por lo menos 15000 habitantes por km².
  3. Uso mixto de la tierra. 40% del área de planta baja debería ser utilizado para fines económicos en cualquier barrio.
  4. Integración social. Cada barrio debe proveer una variedad de viviendas según rango de precios de manera que sea accesible para personas con distintos ingresos. Se debe reservar del 20 al 50% del área horizontal para viviendas de bajo costo, y evitar porcentajes mayores al 50% para cualquier tipo de residencia.
  5. Especialización de tierra limitada. Evitar bloques o barrios con usos estrictamente definidos, limitando estas áreas a un 10% del barrio.
UN-Habitat hace foco en la relación entre el espacio urbano y el movimiento de las personas buscando aumentar el valor de la tierra urbana. La clave está en crear una ciudad compacta, bien conectada e integrada que facilite y promueva el transportarse en bicicleta o a pie generando del recorrido algo interesante.
Estos mismos conceptos pueden encontrarse en el libro de Jan Gehl: La humanización del espacio urbano. El europeo plantea la necesidad de crear espacios públicos atractivos y muestra como el protagonismo del automóvil deteriora la calidad urbana.
En la época moderna había muchas teorías sobre la ciudad zonificada. Dividida en sectores según los usos y dando gran importancia al uso de los vehículos a motor. Prueba viviente de estas ideas es la ciudad de Brasilia.

Pocos son los casos de ciudades creadas desde cero, donde se lleva a cabo un proyecto que fue pensado de antemano. En este ejemplo, Niemeyer diseñó la ciudad siguiendo las teorías modernas que se manifiestan en la Carta de Atenas y en la “Ville Radieuse” creando diferentes zonas funcionales: residencia, ocio, trabajo. Creó las supercuadras, que se formaban de bloques de viviendas donde se suponía que convivirían las distintas clases sociales.

Lo que sucedió con esta ciudad fue que se guió de la teoría y del funcionalismo puro en lugar de diseñar para el ciudadano, para el peatón. No construyó de acuerdo a la forma de vida y a los movimientos que se dan normalmente por parte de los habitantes, sino que intentó dirigir a las personas a actuar según lo que construiría. Por todo esto es que no tuvo éxito. Tanto la arquitectura como el urbanismo deben aportar a la vida de quien va a habitar el proyecto, buscar mejorar la calidad de vida y facilitar las tareas, no puede restringir la libertad del usuario.
Uno de los planes urbanísticos contemporáneos que sirven como ejemplo de la puesta en práctica de estos principios es el de la ciudad de Rosario, Argentina.

Entre otros problemas, la ciudad de Rosario contaba con un frente costero  completamente inutilizado, el cual se encontraba ocupado por antiguas estaciones de tren y galpones portuarios.
El Plan Urbano Rosario 2007-2017 buscó revitalizar y reinventar esta zona, a la vez de promover el desarrollo de la ciudad.

Se plantearon soluciones para vincular la ciudad con las localidades limítrofes, planes para mejorar la movilidad, nuevos ejes estructuradores de la ciudad, proyectos de construcción de vivienda para los diferentes sectores sociales tanto como de infraestructura y servicio siempre teniendo presente la preservación del patrimonio urbano y ambiental.

Se buscó incrementar la densidad de uso de suelo para hacer más sustentable la provisión de las infraestructuras y los servicios a la vez de incluir grandes superficies verdes conformadas como parques públicos y áreas recreativas mejorando la calidad de vida del habitante.
Por un lado se mejoró la circulación del automóvil y por otro se comenzó a priorizar al peatón y al ciclista.

En 2012 se construyó una red de bici-sendas alrededor de la ciudad que incluye espacios donde aparcar la bicicleta. Además de esto, se implementó un sistema público de bicicletas con 15 estaciones donde retirar y devolver estos vehículos.

Entre todas las transformaciones que se fueron dando, ciertas calles se denominaron como “recreacionales”, donde se pone énfasis en actividades que hacen atractivo el recorrido de la ciudad. Estas calles se cierran a los autos en los domingos para generar un espacio despreocupado y tranquilo para el ciclista y quien pasea.

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