Nueva ciudad.
Claro está que nuestro planeta
tierra nos está pidiendo una pausa, un retroceso y una profunda reconsideración
en cuanto a los cuidados que garantizarán su futuro. La mayor parte de la
contaminación mundial proviene de las ciudades, entonces es evidente que es en
ellas que debemos actuar para revertir la situación actual.
El problema se puede enfocar de
distintas maneras, siendo una de las principales el diseño y la planificación
urbana de las ciudades existentes y de aquellas que aún no existen. Múltiples
organismos han surgido con este fin, entre ellos UN-Habitat que propone una aproximación
que resume y redefine teorías existentes de planificación urbana sustentable
con el fin de congeniar el interés económico con el espacio urbano y así elevar
los valores de la tierra urbana. Se basan en cinco principios que sustentan las
tres características principales de las urbanizaciones sustentables: compactas,
integradas y conectadas.
Sus principios abarcan desde el
tamaño de las calles, el porcentaje y el protagonismo de las mismas; hasta la
limitación de la especialización del uso del suelo; pasando por la alta
densidad, el uso mixto de la tierra, y el mix social.
Todas estas consideraciones
parten de un estudio bastante exhaustivo sobre las ciudades del presente, sus fortalezas
y sus debilidades, ampliando estos argumentos con las nuevas necesidades para
ciudades sustentables. Pero estos fundamentos también suponen algunas
características clave, entre ellas: un modo de vida que promueva la actividad y
el uso de la calle como espacio físico; el fomento de la caminata; y la
asequibilidad.
Creo que la necesidad de buscar
soluciones es clara, pero encuentro ciertos puntos de debilidad en los
planteamientos de UN-Habitat. Por un lado considero que la alta densidad es una
posible solución al problema del esparcimiento urbano pero se debe estudiar en
profundidad las propiedades de las construcciones ya que no se debe perder de
vista la calidad de vida que termina promoviendo.
Por otro lado, y lo que considero
que merece mayor reflexión, es que al limitar y acotar la manera de urbanizar
se puede estar perdiendo la espontaneidad y las relaciones que esto favorece en
la vida cotidiana. Como ejemplo de ello considero oportuno aludir a la ciudad
de La Matera, en Italia. Su particularidad son los “Sassi di Matera” (“piedras
de Matera”) refiriéndose a los asentamientos prehistóricos generados a partir
de la excavación de la piedra. Lo atractivo de esta ciudad es que estas
construcciones fueron surgiendo espontáneamente y sin ningún tipo de estructura
previa que lo condicione, lo que terminó por generar espacios del tipo
intersticiales de gran atractivo por su idoneidad como espacio público y de
relación entre los habitantes de la ciudad misma.
Con esto lo que intento señalar
es mi inquietud por resoluciones algo extremistas que a pesar de intentar
mitigar los problemas de la actualidad –como la sustentabilidad del planeta-
puede perder de vista aquello que enriquece a las sociedades y las culturas en
el día a día, las relaciones humanas.
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