La Bahia de
Montevideo es un punto clave de la ciudad que para la gran mayoría de los
montevideanos no aparece en la memoria colectiva como lugar de referencia, de
paseo, de actividades al aire libre, ni de ninguna otra actividad relacionada
con el disfrute que uno en primera instancia asociaría con la palabra bahía.
Esto se debe a que desde hace varias décadas el uso de ese preciado borde
costero se vio afectado por la implantación de industrias y locales afines
impulsados por la cercanía con el puerto de la ciudad, transformándose en un
faja costera industrial. Ha habido varios intentos por cambiar el perfil a uno
más residencial-comercial, pero hasta ahora el cambio no ha sido significativo.
Este artículo va
a enfocar en la interrogante sobre la dirección que debería cambiar el perfil
de la bahía. En realidad es un planteo de cómo debería ser ese perfil, que
actividades y usos del suelo debería contemplar y que cambio significativo
implicaría para el montevideano.
Parecería
evidente que la bahía debería contemplar espacios verdes, espacios de ocio,
recreativos, de actividades deportivas acuáticas, zonas comerciales enfocadas a
los turistas y residentes, zonas culturales, locales gastronómicos entre otros,
combinando con un uso residencial/comercial que reactive la actividad en esta
zona.
Uno de los
puntos claves y que generan un gran conflicto en el cambio de perfil es el
carácter industrial que tiene el suelo y la rambla en esta zona, siendo un
tránsito pesado que hace imposible la convivencia con actividades de ocio. Como
debería ser el uso de esa rambla? A donde deberían trasladarse las industrias y
como se comunicarían con el puerto? Estas parecen ser trabas muy fuertes en
contra la revitalización.
Algo que parece
ilógico es que los habitantes de estos barrios que componen la bahía y los
próximos, no tienen acceso al mar, o al menos deben atravesar muchas barreras
para acceder a él, siendo uno de los bienes más preciados del hombre, relegados
por la actividad industrial. Claramente este cambio, para una gran cantidad de
montevideanos, sería un salto cualitativo en la percepción y disfrute de la
ciudad y del barrio donde viven, dignificándolo, reduciendo la barrera social,
transformando el carácter del barrio se transforma el carácter de la gente, ya
que contribuye a des-marginalizar. En mi opinión la intervención sobre esta
franja debería ser de carácter primario, no solo por los habitantes inmediatos
sino porque a mi entender la bahía, junto con el Cerro, es uno de los lugares
geográficos más privilegiados de la ciudad y que hoy se encuentran totalmente
desperdiciados.
Concuerdo con la visión poco optimista acerca de alcanzar un estado de retroceso de la actividad industrial portuaria en la bahía. Igualmente surgen otras oportunidades derivadas de la re estructuración del negocio logístico -nuevos polos con otras ubicaciones, nuevos puertos-
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