Recetas urbanas: participación ciudadana
Renovar un espacio público que
ha quedado desfasado debe ser sinónimo de una mejora en el día a día de los
usuarios; esta es la idea que han intentado defender los arquitectos de EFG
Arquitectura frente a la propuesta del Ayuntamiento de Valencia de mejora de
dos calles del centro de dicha ciudad.
En abril del pasado año, cuando
se dio a conocer la intención del ayuntamiento valenciano de ensanchar las
calles Hernán Cortés y Pizarro, un grupo de ciudadanos afectados por las
futuras obras, entre ellos integrantes del grupo de arquitectos de EFG
Arquitectura, decidieron interesarse por la propuesta que iba a llevarse a cabo
en los próximos meses. Tras solicitar información de distintas maneras y
mostrar su interés por participar en ello, en septiembre del mismo año se les
fue entregado el Proyecto Municipal ya aprobado, que según los arquitectos,
carecía de participación ciudadana y no se conoció hasta que ya estuvo
terminado.
Llegados a este punto, se decide llevar a cabo una contrapropuesta a
finales de año, aun no recibiendo la información técnica también solicitada,
llamada PAM. En enero de 2015, tras haber entregado la contrapropuesta, reciben
una copia del proyecto aprobado el año anterior.
La PAM “señala errores y
carencias del proyecto aprobado por el ayuntamiento, dando soluciones técnica y
económicamente viables”, muchos de los cuales podrían haberse evitado si se
hubiera contado con la experiencia y diagnóstico sobre la zona de los que
habitan y a través de la participación ciudadana. La contrapropuesta, premiada
por la Walk 21 en Viena, trata de reconvertir el cruce de la Calle Pizarro en
una plaza y recuperar el espacio peatonal introduciendo árboles y mobiliario
urbano.
Apoyada por un gran número de vecinos, la PAM crea recorridos útiles y
eficientes, más agradables gracias a los árboles, seguros y heterogéneos.
En medio de la lucha por
recuperar el espacio peatonal que se está llevando a cabo en los últimos años
aparece, esta vez más como obstáculo que aliado, la figura del ayuntamiento;
una constante en el día a día del arquitecto que no siempre ayuda, pero que
tampoco suele (o debería) oponerse en cuanto a participación ciudadana se
refiere. El caso de la PAM es el reflejo de una gestión que, repito, no suele
ser tan nefasta, pero que queda en entredicho al haber sido premiado por una
asociación internacional que promueve el desarrollo de ciudades saludables,
sostenibles, eficientes y seguras, utilizando el proyecto como ejemplo
trasladable a ciudades con un tejido urbano similar como Barcelona o Bilbao.
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ResponderEliminarInteresante ejemplo, pero la información aportada es quizás algo insuficiente para entender bien el conflicto, porque no vemos cuál había sido el planteo del Ayuntamiento. Lo que busca la contrapropuesta es maximizar los espacios peatonales, algo que en principio parece bueno...
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