La centralidad como espacio
público
Los
espacios públicos se construyen con propósitos diversos y tienen distinta
escala (barrio, ciudad, región), funcionalidad (centralidad urbana, histórica),
siendo el más importante la centralidad urbana, porque contiene la mayor escala, la mayor funcionalidad, la mayor
población y la mayor conflictividad. La centralidad a lo largo de la historia, dentro del ámbito urbano, ha sido el espacio público por excelencia. Se trata
de un espacio que debe ser reconocido no por sus partes aisladas o por las
calles y plazas sino por el gran significado que tiene como un todo para las
personas. Estos factores hacen que el espacio público sea distinto al resto de
la ciudad. Se habla de un espacio para todos, le otorga el sentido de identidad
colectiva a la población que vive más allá del centro (espacio) y más allá del
presente (tiempo). Esto significa que su condición pública va más allá del
tiempo (antiguo-moderno) y del espacio (centro-periferia).
La centralidad urbana
es espacio público privilegiado también por ser ámbito de relación y de
encuentro, donde la población se socializa, se informa y se expresa cívica y
colectivamente. Esto se logra gracias a su ubicación, funcional y simbólica
dentro de la trama urbana. Su cualidad de espacio público también se explicita
porque no existe otro lugar de la ciudad que tenga un orden público tan
definido y desarrollado.
La centralidad urbana se ha convertido en el de tensión en la ciudad
respecto de las relaciones Estado-sociedad y público-privado. Digo esto porque
se trata del lugar que mas cambia , es decir, el más proclive a
transformaciones.
Con la tendencia a
la privatización no solo de la gestión de lo urbano, sino de la vida misma de
la colectividad en todos sus ámbitos, la centralidad urbana empieza a ser
víctima del abandono de lo cívico, de la pérdida de su condición de espacio
público y su ocupación de sectores
populares. En la centralidad urbana, junto la concentración de la propiedad y
la penetración de capitales transnacionales en desmedro del pequeño capital
nacional, se observa la reducción del compromiso de la población con la zona;
es decir, la erosión del sentido de ciudadanía.
Por otra parte, las
privatizaciones plantean, por primera vez, la discusión entre lo público y lo
privado alrededor de la centralidad, lo cual puede llevar a fortalecer su
carácter público, a establecer nuevas relaciones de cooperación entre lo
público y lo privado, a incentivar el significado que tiene el “pequeño
patrimonio” para el capital y a definir una sostenibilidad económica y social
de todo emprendimiento, esto ha creado preocupaciones y discusiones muy
importantes, que vinculan las relaciones de la sociedad y el Estado en la
perspectiva de la reconstrucción del espacio público de la centralidad.
Si la centralidad siempre fue el espacio
público por excelencia, que se homogeniza porque queda como producto del mundo
popular, es desde allí que se debe actuar. Así como en un momento de la
historia nuestras ciudades le dieron la espalada a sus orígenes —el río, el
mar, el cruce de caminos—, hoy hay que darle la vuelta a la ciudad para ponerla
de cara a su pasado, no de espaldas a él, a partir del espacio público. Los
ejemplos de esto en la región son interesantes: están las transformaciones
urbanas de Guayaquil con su Malecón, Buenos Aires
con Puerto Madero, Bogotá con Transmilenio, Lima con la Costa Verde.
con Puerto Madero, Bogotá con Transmilenio, Lima con la Costa Verde.
En ese contexto, hay que devolverle la
plaza a la ciudad para que la ciudad vuelva a ser un espacio público, un lugar
de y para todos. La sucesión de plazas, calles y solares deberá convertirse en
un sistema de lugares significativos para que le otorguen orden a la ciudad y
permitan el encuentro e integración de la población. En otras palabras, para
que la ciudad vuelva a ser un espacio público, un conjunto de puntos de
encuentro, un sistema de lugares significativos, donde la sociedad puede
representarse y visibilizarse. Es allí donde se puede hacer más ciudad para más
ciudadanos y más ciudadanos para más ciudad.
El enfoque es muy interesante pero sería mejor contar con una reflexión original. Esta es en cambio la copia textual de partes de un documento de Fernando Carrión titulado ¨La plaza: un producto en vías de extinción¨que puede encontrarse en la web.
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