Espacios Públicos Importados
El espacio
público en las ciudades metropolitanas en general, en los últimos tiempos ha
entrado en crisis, debido a la prevalencia del automóvil como medio de
transporte, que hace que las personas pierdan el contacto directo con la calle
-el espacio público que más abunda en una ciudad-, y más aún con las plazas y
espacios de estancia.
Como respuesta a
esa situación generalizada, aparece con la figura del arquitecto urbanista Jan
Gehl la última tendencia en el área del urbanismo que propone considerar la
escala humana en la ciudad metropolitana mediante la modificación de los
espacios públicos, promoviendo el contacto entre las personas. Lo que se
propone en definitiva es re pensar una ciudad dominada por el automóvil y la
velocidad, creando o modificando el espacio público para bajar el ritmo,
ofreciendo espacios pensados para el peatón o el ciclista.
La comprobación
de que este tipo de ciudades pensadas para la escala humana funcionan mejor que
aquellas regidas por el automóvil, se puede ver en ciudades como Ámsterdam,
donde predomina la bicicleta como medio de transporte y los espacios públicos
están bien cuidados y llenos de gente que se ve más alegre y disfrutando de la
rutina diaria. Conocer estos lugares transmite ganas de que nuestra capital sea
así, y creo que en parte es lo que se está buscando con los proyectos para
nuestra ciudad.
En la agenda de Montevideo,
en los últimos años se ha notado la iniciativa por parte de las autoridades
municipales por mejorar los espacios públicos metropolitanos con trabajos como
la renovación de plazas existentes -como es el caso de la Plaza de la
Democracia-, o la creación de nuevas como la Plaza Seregni o el Parque de la
Amistad, además de la implementación de ciclovías en distintas partes de la
ciudad. De hecho, este año se convocó a Jan Gehl para que hiciera algunos
estudios de la situación de Montevideo, para luego trabajar con alguien de su
equipo en un proyecto.
Pero para las
ciudades como la nuestra, además de la predominancia del automóvil, existe otro
factor que conduce a la crisis de los espacios públicos: la gente, los propios
habitantes de la ciudad. Muchas veces los espacios públicos en Montevideo son
vistos como lugares inseguros, vandalizados, donde se manifiestan los
conflictos sociales, cuando el verdadero objetivo que estos tienen es promover
la interacción y la integración.
Los espacios
públicos montevideanos no funcionan como los de Ámsterdam porque la seguridad
que se ofrece no es igual, porque la situación social y económica de la gente
no es igual, y la educación y la forma en que se valoran las cosas tampoco lo
son. Cuando se construye un nuevo espacio o se remodela uno existente para el
bien de toda la sociedad, para integrar habitantes de todas las edades y todas
las clases sociales, muchas veces se vandalizan casi de inmediato, y
probablemente quienes lo hacen es porque no se sienten parte de la sociedad.
Las ciudades
metropolitanas extendidas como Montevideo, tienen barrios y habitantes con condiciones
de vida muy diferentes. Hoy en día, quienes viven en un barrio más carenciado
quizás no conocen las normas de convivencia y de cuidado que implica un espacio
público, porque quizás no tengan espacios públicos en su zona, ni hagan uso de
ellos. Es por eso que es esencial crear espacios públicos de igual calidad en
todas las áreas de la ciudad, y con actividades y servicios adaptados a cada
una de esas áreas. Que los habitantes de Montevideo tengan la oportunidad de
participar en el proyecto de los espacios públicos de su barrio, para que los
sientan propios y de esa forma no sientan la necesidad de destruirlos.
Si todos conocen
el funcionamiento y beneficios de un espacio público, si todos tienen su
espacio público cuidado a escala barrial, cuando visiten otras áreas de la
ciudad o espacios de mayor escala, se van a sentir parte porque el tratamiento
es el mismo en todos lados, y el espacio público tendrá más posibilidades de
ser un lugar seguro. Si es seguro, la gente concurre, interactúa y se integra. La
creación de espacio público en Uruguay no es tan simple como importar de Europa
algo que allí funciona, porque la gente uruguaya no es como la europea. Hay que
educar en el valor de estos espacios, insistir en que la ciudad es de todos, que
los espacios públicos no hacen diferencia entre las personas y su riqueza está
justamente en la diversidad de usuarios y su capacidad para integrarnos a
todos.
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