La apropiación del Espacio
Los vínculos que
las personas establecen con los espacios están profundamente ligados a
conceptos tales como la identidad social urbana, el apego al lugar, la
psicología social, la sostenibilidad (ambiental, económico y social) y el
tiempo. Estos fundamentos están intrínsecos en la evolución de los espacios
públicos que reflejan consecuentemente las acciones e interacciones de los
usuarios. Estos resultados en algunos casos contribuyen positivamente al uso, apropiación,
goce, preservación y continuidad o ideas menos tangibles tales como el apego o la
creación de significados y vínculos. Pero en otros casos no tan afortunados
contribuyen al deterioro, abandono y
desapego, provocando espacios inhabilitados como los ¨no lugares¨ anónimos y efímeros que se convierten en
espacios únicamente de transición sin valor y sin vida. En estos casos es
cuando es necesaria una búsqueda introspectiva de respuestas, ideas o
soluciones, que rompan con el paradigma, atacando a la causa y promoviendo cambios si nuestro objetivo es avanzar hacia
el progreso.
Cuando
intentamos influir para la creación de un cambio es importante destacar que en
aspectos relacionados al urbanismo y a la sociedad son conceptos muy complejos
difíciles de entender y por lo tanto es
necesario actuar con integridad hacia un cambio seguro. Para esto es importante
analizar determinados conceptos y profundizar en cuestiones que tienen que ver
con la naturaleza humana. La apropiación de un espacio es entendida como un
mecanismo básico del desarrollo humano, un ser se apropia de un lugar basándose
en la experiencia que este le brinda y la interiorización de esta sensación es
lo que en buena medida genera ese
vínculo y apego, ese sentimiento de pertenencia. La apropiación que en poca fortuna de la
palabra es asociada a la adquisición, refleja el sentido de propiedad que cada
uno adquiere, el sentir que un espacio le pertenece por ende el derecho
inherente de hacer lo quiera en ese espacio. A través de la acción sobre el
entorno, las personas, los grupos y las colectividades transforman el espacio,
dejando en él su “huella”, es decir, señales y marcas cargadas simbólicamente incorpora al entorno sus procesos cognitivos
y afectivos de manera activa y actualizada.
Cuando estamos
analizando y tratando de comprender y resolver lo que algunos llaman el fenómeno
de declive del espacio público, es necesario entender una línea de investigación asociada a temas
tan profundos como el apego al lugar, espacio simbólico urbano, identidad
social urbana e identidad de lugar, que se encuentran siempre ligados a característica
como el desplazamiento de los asuntos públicos a la esfera privada y del mismo
modo lo público por asuntos privados. Esto significa que continuamente los espacios
públicos son sometidos a cambios afectados por sistemas de relaciones y
tensiones económicas y sociales
constantes, que en pocas palabras son los que mayor fuerza tienen el poder de
marcar el futuro de estos espacios. En estos casos se delata la necesidad de la
sociedad, consciente o inconsciente, de tramitar sentimientos de descontento o inconformidad al resto de la
sociedad o directamente al estado y utiliza el espacio público como una herramienta dado que en cierta medida le
pertenece.
En otras
situaciones más cotidianas aparecen los llamados ¨espacios de transición¨ que
no son los primeros que nos vienen a la mente como una una avenida, una calle o
una vereda, si no independientemente de su naturaleza, condición u
mantenimiento son aquellos espacios que no tienen lugar en la vida de las
personas, espacios sin valor y carácter para los individuos, que son utilizados
como parte del tránsito de por ejemplo del trabajo a su casa. Este fenómeno
esta acrecentado mayoritariamente por la proliferación del valor del espacio
privado quien toma el protagonismo dejando de lado el resto para convertirse en
espacio de tránsito. Obviamente este desinterés y pérdida de valor de estos lugres
conlleva a la falta de interés de preservación o la implementación de usos indebidos gracias a
que estos lugares carecen de ¨dueño¨.
Siendo
consciente de que en estos casos es muy
difícil cambiar la realidad, lo que no hay perder de vista es que si nosotros
nos apropiamos de los espacios, construimos vínculos y formamos nuestra
identidad y por ende nos atribuidos derechos sobre el mismo, esos derechos no
vienen solos, atraen un montón de responsabilidades que deben ser tratadas con
respeto para nosotros mismos, la sociedad y el estado. No podemos olvidar que
nuestra cuidad es el resultado de
nuestras conductas y acciones como también es un claro reflejo de nuestra
identidad como colectivo urbano, de nuestra cultura y educación. No podemos
dejar que otros se hagan cargo de lo que nos corresponde, es nuestro deber
contribuir cada día de forma sensata y pensando en los demás, si queremos vivir
y aprovechar los beneficios que promueve una ciudad con espacios públicos de
calidad.
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