Los nuevos “espacios públicos” de Montevideo
Hoy en día, la mayor
parte de las ciudades latinoamericanas transcurren por un proceso de
fragmentación. Esto ocurre, en parte, debido a la facilidad que brindan las
nuevas estructuras viales, en la comunicación entre distintas áreas de la
ciudad, que antiguamente parecía poco probable. Este hecho genera un nuevo
valor e interés por las zonas periféricas de las ciudades, que atraen cada vez
más a personas con un alto valor adquisitivo.
La ciudad de
Montevideo no es ajena a dicho proceso, sino que, por el contrario, es un claro
ejemplo del mismo. Aquí se puede apreciar claramente como aquellas familias de
un nivel socio-económico medio-alto, eligen cada vez más la periferia de la
ciudad, principalmente hacia la costa este; apareciendo entonces barrios como
Punta Carretas, Pocitos, Buceo, Malvín, Carrasco, y la propia Ciudad de la
Costa.
Este modelo de
ciudad fragmentada, ha contribuido también a la generación de barrios cerrados:
urbanizaciones con más de dos viviendas, que poseen una serie de servicios e
infraestructura en común, separados, cada vez más, del espacio público.
En Montevideo, la
creciente inseguridad pública ha sido uno de los principales factores que
inciden en la creación de dichos barrios. Pero estos, pueden no reducirse
simplemente a la idea de un espacio abierto, con construcciones aisladas; sino
que, por el contrario, pueden también ser considerados como barrio privado, los
edificios de propiedad horizontal, con una infinidad de servicios en común,
cada vez más comunes en Montevideo. Algunos de los servicios que brindan los
edificios en nuestra ciudad son barbacoas, gimnasios, piscinas, solárium, áreas
verdes, entre otros; pero nunca faltan el sistema de video vigilancia y el
personal de seguridad.
De esta forma, se
crean micro-ciudades dentro de los propios edificios, aisladas del espacio
público, con el fin de que la persona tenga cada vez menos, la necesidad de
salir al mundo y sentirse así, más seguros. Estos espacios en común pasan
entonces a ser el “espacios públicos”.
Este hecho queda
claramente expuesto en la actual baja del valor de las casas y la suba del
valor de los apartamentos en Montevideo. Esto ocurre debido a la gran demanda
existente en el mercado inmobiliario; no porque a las personas les guste tener
a una persona encima, o tener que establecerse determinados límites para no
perjudicar al resto de los copropietarios; sino porque en una apartamento, la
persona se siente significativamente más segura que en una casa. «Si bien cada
uruguayo desearía vivir en una casa, la mayoría de la gente demanda
apartamentos exclusivamente por razones de seguridad», afirmó el consultor
inmobiliario Julio Villamide.i
“Hay un jugador muy importante en el mercado
que se llama inseguridad”, explicó Molla, que ejemplificó: “Una casa en el
Prado o una casa en Carrasco está deprimida o ‘barata’ en comparación con un
apartamento en el mismo lugar. En Carrasco un apartamento de 150 metros cuesta
en el orden de US$ 550 mil, y por lo mismo se compra una casa con mil metros de
terreno y 250 metros cuadrados de casa con barbacoa y piscina”.ii

¿Debemos
promover cada vez más la construcción de
“micro-ciudades” aisladas?, o por el contrario, ¿será mejor la promoción
de seguridad, procurando un mayor y mejor relacionamiento entre los ciudadanos
y volviendo a ocupar el espacio público?
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