La escala Humana en Montevideo
Antes de plantear soluciones para los
problemas de nuestra ciudad primero sería adecuado brindar una explicación de
los mismos. ¿Por qué hoy en día la ciudad forma a los ciudadanos y no los
ciudadanos a la ciudad? Como se cuestiona Gehl en sus piezas de estudio, ¿Cómo
llegamos al concepto de la ciudad como una máquina de vivir? Se podría decir
que esta separación que propuso Le Corbusier en sus estudios urbanísticos y sus
proyectos brindan soluciones pero también problemáticas, y una de estas grandes
problemáticas es el ignorar al ser humano, al peatón a la unidad mínima en una
ciudad que es la persona caminando en ella.
Se plantean distintos ejemplos que
sirven para referenciar la problemática de las ciudades modernas y
contemporáneas. La falta de cercanía, las autopistas, los barrios en las
afueras de las ciudades, logran que la misma no se vea como una unidad, que
lleve mucho tiempo llegar de un lado a otro y que el ser humano pase más tiempo
en su auto de lo que pasa en los lugares donde quiere estar. Al haber más
calles y poco lugar para los peatones, estos eligen no transitarlas. En cambio
ante la creación de peatonales, los peatones la transitan, la visitan y se
crean centros de interés alrededor de las mismas. Así pasó el ejemplo en
Montevideo con la peatonal Sarandí, hoy en día una calle de interés tanto
turístico como local, que creó alrededor de ella un centro comercial, cívico,
gastronómico, etc. Donde la gente va para distenderse y recorrerla. A medida
que esta peatonal se acerca más al tránsito de autos (hasta que se vuelve una
calle para autos) los peatones la fueron abandonando, y llegando al final de
esta calle, se puede ver un gran vacío y poco tránsito. La vida pública aumenta
cuando se les da a los ciudadanos y visitantes lugares para estar. El ejemplo
que más marca a esta ciudad es la Rambla de Montevideo, a lo largo de la misma
desde la escollera sarandí hasta Carrasco se puede observar como brinda para
los ciudadanos un centro importante, los ciudadanos mismos se apropian de la
misma y en ella realizan distintas actividades, deporte, de estadía y ocio,
hasta mismo pequeños escenarios donde realizar diversos actos. Esto se da por
el gran ancho de sus veredas y por la amplitud visual que estas brindan.
Un lugar que fue perdiendo su
importancia y que fue un centro importante en el pasado fue la Avenida 18 de
Julio, es erróneo decir que ésta hoy en día se encuentra en un abandono total,
pero sí es correcto argumentar que hoy en día la cantidad de gente que la
transita con los mismos propósitos que lo hacían hace unas décadas atrás no es
la misma. En el pasado era un paseo comercial donde la gente iba de compras, a
mirar las galerías importantes y a pasar el día. Hoy en día con el poco ancho
de vereda que tiene, la polución sonora, la falta de vegetación, la inseguridad
y la poca apertura visual que brinda, esta avenida se ha vuelto más un lugar de
paso que uno intenta transitar rápidamente para llegar a destino que un lugar
placentero para pasear. Hoy en día se han realizado pequeñas modificaciones en
la misma que ayudan a que sea un mejor lugar de estadía aunque falta mucho para
que vuelva a la “gloria” del pasado. Se quitaron las marquesinas que daban
sobre la avenida que tapaban las vistas de abajo hacia arriba y que no
permitían a los peatones admirar la diversidad arquitectónica que en esta
avenida hay. Una solución básica sería limpiar las fachadas, no permitir la
estadía de puestos ambulantes en las veredas de la avenida que quitan espacio
al peatón, reformar las galerías invitando al mismo a entrar ya que hoy en día
son lugares oscuros y semi abandonados que no llevan al peatón a querer
visitarlas, sino más bien abandonarlas, etc. Se pueden encontrar muchas
soluciones para llevar a que como una unidad este espacio funcione tanto para
el peatón como para el vehículo.
De estos ejemplos se pueden encontrar
miles a lo largo de todo Montevideo y del mundo mismo, esa pérdida de los
valores iniciales, esa redefinición y reconfiguración que le quitó el
protagonismo al peatón y se lo dio al vehículo y a “la máquina de vivir”, se
busca entonces volver a los viejos conceptos, como el concepto de barrio, de la
cercanía de la vida en los espacios públicos, el retornar a los viejos sonidos
que oíamos cuando pequeños y que hacen una reminiscencia a esa vida más barrial
y más tranquila que llevábamos. Evidentemente es difícil volver a esos
conceptos con una economía creciente, el aumento del parque automotriz, la
migración del campo a la ciudad y con eso un crecimiento poblacional, pero no
es imposible ni es muy loco pensarlo de que tal vez habría que permitirle al
ciudadano que configure sus espacios y que ponga de sí para pensarlo que solo
dejarlo en manos de gente que intenta hacer lo correcto pero al no vivir en
cada lugar no sabe cómo mejorarlo independientemente.
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