En el
artículo “Como modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad
latinoamericana”, el autor busca demostrar las dinámicas de la estructuración
urbana. Esto lo logra a través de un estudio del desarrollo urbano modelado en
cuatro momentos distintos: ciudad colonial, ciudad sectorial, ciudad polarizada
y ciudad fragmentada. En los siguientes párrafos realizaré un análisis y un
breve estudio comparativo entre el artículo y la ciudad hispanoamericana y la
ciudad de Montevideo.
En la
época Colonial, cuando varias ciudades hispanoamericanas fueron fundadas, las
mismas seguían ciertas reglamentaciones: se encontraban ubicadas en el centro
de sus regiones administrativas, y una plaza constituía el centro de la ciudad.
Ésta funcionaba como estructuradora de la red de calles urbanas, y además,
actuaba como núcleo de la vida social. Alrededor de la misma ocurría una fuerte
centralización, creada a raíz de una estructuración socio-espacial en círculos.
En la
ciudad colonial de Montevideo ocurrió algo similar a lo sucedido en el resto de
las ciudades hispanoamericanas en cuanto a la estructuración interna de la
misma, pero su motivo de creación no fue el mismo. Esta ciudad se fundó con una
finalidad esencialmente militar, por lo que la misma se encontraba fortificada.
Igualmente, presentaba las características típicas de las ciudades
hispanoamericanas: una plaza en el centro rodeada por una Iglesia y el edificio
de Gobierno.
A
principios del siglo XIX, luego de que la mayoría de las ciudades coloniales
españolas obtuvieran su independencia y haya habido una importante incidencia
de inmigrantes europeos, ocurrió una reestructuración del organismo
urbano. La estructuración espacial de
estas ciudades se dio principalmente por una diferenciación sectorial orientada
a estructuras lineales que rompieron con la estructura circular de la ciudad
colonial. Así mismo surgieron las primeras zonas industriales, ubicadas en las
cercanías de las nuevas vías ferroviarias, y la plaza dejó de ser centro administrativo
y pasó a ser centro comercial.
En
esta época, en Montevideo, se ordenó a demoler las fortificaciones existentes
en la época colonial, y se delimitó nuevamente la ciudad. De esta forma, la
Plaza principal, ubicada en la ciudadela, se transformó en un nuevo mercado
público y en la actual Plaza Independencia, siendo la Plaza Cagancha la única
plaza pública. Aparecieron también, al igual que en las otras ciudades
hispanoamericanas, el ferrocarril y comenzaron a aparecer los “corredores
metropolitanos”, que eran rutas de acceso a la ciudad en donde ocurría una
concentración del crecimiento urbano, siendo la calle principal de la ciudad de
Montevideo, 18 de Julio.
Entre
1920 y 1970 hubo un desarrollo urbano importante, producto de un crecimiento de
la industria nacional en muchas ciudades hispanoamericanas, reforzándose así
los sectores industriales cercanos a las líneas ferroviarias y las autopistas. En
este período, ocurrió un contraste entre la ciudad rica y la ciudad pobre,
producto de una estructuración espacial y de un crecimiento celular fuera de la
ciudad. Aparecieron los barrios marginados y de vivienda social, localizados en
la periferia de la ciudad, así como barrios exclusivos con calles amplias y
grandes áreas verdes, alejados de la misma.
En la
ciudad de Montevideo, hacia 1930 se presentó un Plan Regulador que solucionaría
las problemáticas urbanas ocasionadas por un abrupto crecimiento de la
población, lo mismo que ocurrió en otras ciudades hispanoamericanas. Así mismo,
se consolidaron en esta época una serie de parques y jardines tanto en
Montevideo como en otros departamentos. También, al igual que en otras ciudades
de América Latina, se formaron asentamientos en los accesos a la ciudad,
creándose así el área metropolitana de Montevideo.
En la
fase más reciente del desarrollo urbano en América Latina, se mantuvieron algunos
principios estructurales del pasado, pero por sobre todo, se adquirieron nuevos.
Con la construcción de autopistas modernizadas y ampliadas, el transito se vio
acelerado, y las zonas periféricas más atractivas. Así mismo, apareció en este
período una nueva forma de separación de funciones y elementos socio-espaciales
en pequeñas dimensiones, denominada fragmentación. De esta forma distintos
elementos urbanísticos coexisten, pero igualmente quedan separados por muros y
cercos. Esta fragmentación se vio reflejada por la libre distribución de zonas
industriales, la localización de comercios minoristas en toda la ciudad, y por
la presencia de barrios cerrados en toda la periferia de la ciudad.
En Montevideo
ocurre exactamente lo mismo que lo dicho en el párrafo anterior, pero además de
haber una fragmentación, siguen instalados barrios marginales en la periferia
de la ciudad. Igualmente, día tras día se intenta integrar a los distintos
sectores de la sociedad, a través de los
espacios públicos, y edificios tanto públicos como privados (shopping por
ejemplo).
Como
conclusión, podemos decir que Montevideo, a pesar de tener algunas diferencias,
presenta un desarrollo y un dinamismo en el crecimiento urbano muy parecido al
del resto de las ciudades de América Latina.
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