El artículo escrito por Axel
Borsdorf intenta explicar el proceso de urbanización de las ciudades
latinoamericanas, señalando que su estructura urbana atravesó cuatro etapas
para alcanzar el resultado actual. En el siguiente trabajo realizaré una comparación
entre la ciudad de Montevideo y el artículo, presentando diferentes reflexiones
sobre el mismo.
Borsdorf distingue cuatro
fases en el desarrollo urbanístico de las ciudades latinoamericanas. Las mismas
son la época colonial, la primera fase de urbanización –influida por la
inmigración europea–, la segunda fase de urbanización –determinada por
migraciones internas del campo a la ciudad– y, por último, la ciudad
contemporánea –caracterizada por una reestructuración–.
El autor explica que en la primera
etapa, la época colonial (1500-1820), la ciudad estaba compuesta por una
estructura radial, ubicándose en el centro la plaza mayor o plaza de armas.
Alrededor de la misma se asentaba la aristocracia y los funcionarios de la
corona, y luego había un descenso gradual de clases sociales hasta alcanzar la
periferia, el punto más lejano de la plaza mayor, en donde vivía la clase
social más baja. En Montevideo, es posible relacionar dicha plaza con la Plaza
Matriz, llamada en la época colonial Plaza Constitución. Se trataba del lugar
central donde se desarrollaban las actividades ciudadanas, y allí se
encontraban la Iglesia Matriz y el Cabildo, el edificio de gobierno. También
tenía lugar el mercado de frutas y verduras. Si bien la Plaza Constitución no
estaba estrictamente en el centro, tal como indica Borsdorf, era el corazón de
la ciudad. La pequeña ciudad estaba bordeada por murallas, de las que hoy en
día solo queda como reminiscencia la Puerta de la Ciudadela.
No obstante, si bien Borsdorf
plantea una estructuración socio-espacial en círculos, cabe destacar que esta
teoría no se vio reflejada en la ciudad de Montevideo durante la época
colonial. De hecho, Zabala había comisionado a Pedro Millán como encargado de
la repartición de las cuadras, y este las asignó por sorteo entre los
pobladores.
Luego, el autor habla sobre
una siguiente fase en el proceso de urbanización de la ciudad a la que le
adjudica el nombre de “primera fase de urbanización: la ciudad sectorial”
(1820-1920). Esta época está caracterizada por la independencia de la mayoría
de las colonias europeas en el Nuevo Mundo. Montevideo no fue la excepción, y
su independencia tuvo lugar en 1825, consolidándose Uruguay como estado
independiente. Sin embargo, la demolición de las murallas comienza recién en
1829, y se comienza a proyectar la Nueva Ciudad por fuera de los límites de la
Ciudad Vieja. Las oleadas de inmigración europea a gran escala condujeron a la
saturación de la ciudad existente, lo cual trajo rápidamente como consecuencia
la expansión física de la ciudad.
Vale recalcar que Borsdorf le
atribuye un nombre muy acertado a la época ya que –tal como se ve reflejado en
Montevideo– es en este período que surgen los “barrios conventillo” a causa de
las ideas liberales y la abolición de esclavitud. Es así que se va generando
una segregación residencial.
Por otra parte, el artículo
hace alusión al surgimiento de modas urbanísticas, como por ejemplo el
boulevard francés. Una referencia evidente de esta teoría aplicada en la
práctica es la Avenida 18 de Julio, la cual tuvo grandes aportes en la
expansión planificada de la ciudad. La avenida se diseñó en línea recta. Se
trataba, tanto en aquella época como hoy en día, de un estructurador urbano. Funcionaba
como eje de la vida social y comercial de la ciudad. Las nuevas manzanas de la
ciudad se estructuraron de acuerdo a esta avenida.
Continuando con las fases
presentadas por el autor, nos encontramos frente a la Segunda fase de
urbanización: la ciudad polarizada (1920-1970). Montevideo, al igual que indica
Borsdorf sobre las ciudades latinoamericanas en general, se vio fuertemente
afectada por un crecimiento urbano determinado por la sustitución de
importaciones mediante industrias, principalmente entre los años 1930 a 1950. Citando
al autor, Montevideo tenía como objetivo el “desarrollo hacia adentro”. Las
industrias, antes localizadas en el sur, se reubicaron en el norte, y junto a
ellas se desplazó la clase baja. En este momento se forman los “Cantegriles”,
es decir, los primeros asentamientos ilegales.
La clase alta, por su parte,
se desplazó al sur buscando la proximidad de la costa –este afán se mantiene
hasta la actualidad–, principalmente sobre la bahía hacia el este. En este
período se construyó la Rambla. La ciudad se fue abriendo lentamente hacia la
costa, y la Rambla sirvió como estructurador urbano para conectar las
construcciones con fachadas orientadas a la misma. La “Ley de propiedad
horizontal” se aprobó en 1956 a modo de facilitar las construcciones en altura.
De esta forma, el contraste entre la ciudad rica y la ciudad pobre quedó
incluso más remarcado.
Por último, nos enfrentamos a
la fase más actual (1970 hasta hoy): la ciudad fragmentada, la cual conserva
una estrecha relación con los barrios cerrados. Aquí nos encontramos frente a
un punto de inflexión entre el texto y la realidad de Montevideo ya que, si
bien la ciudad presenta barrios cerrados, como por ejemplo “Jardines”, estos no
son privados y sus calles son de libre acceso, por más que cuenten con
seguridad propia. Cada casa tiene un padrón diferente. De todos modos, se trata
de una propuesta atractiva para quienes buscan sentirse tranquilos frente a la
creciente inseguridad de las calles.
Si bien algunos barrios
cerrados, como por ejemplo “La Tahona”, se encuentran ubicados en el
departamento de Canelones, podemos hacer alusión a los mismos ya que estos no
existirían sin la ciudad de Montevideo. Estos barrios cerrados presentan
diferencias con los barrios cerrados de Montevideo, ya que en la década de los
90’ el gobierno de Canelones les permitió separarse del espacio público,
logrando que su acceso sea restringido. Estos barrios están emplazados en un
único padrón, y la división interna está hecha por unidades.
Podemos inferir que el texto
de Borsdorf es muy rico en conocimientos y presenta teorías que tienen estrecha
relación con la realidad. Si bien es posible distinguir algunas disonancias, es fácil reconocer estas
conjeturas en el desarrollo de las ciudades latinoamericanas, sobre todo en la
ciudad de Montevideo.
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