El espacio público y la periferia de Montevideo.
Montevideo ha
crecido exponencialmente desde mediados del siglo XX hasta nuestros días, no
solamente por la inmigración proveniente del viejo continente, mucho también a
influido la migración campo-ciudad y la expulsión de las clases menos pudientes
del centro de la ciudad.
Este nuevo
diseño se ha dado de manera azarosa, sin planificación previa. Mayoritariamente
en solares divididos por empresarios de antiguos terrenos que constituían casas
quintas o padrones más grandes. Estos espacios al no presentar un diseño
estudiado para su urbanización y desarrollo de una sociedad, es un lienzo casi
en blanco (refiriéndonos a la falta de infraestructura vial, espacios públicos,
etc.) para poder generar un planeamiento adecuado para su desarrollo
socialmente sustentable.
Estas
expansiones debemos intentar controlar, o al menos dotar de infraestructura
necesaria. Observando la periferia los contextos críticos de esta, vemos que se
encuentran conectados mediante arterias principales de la ciudad, pero estas no
se encuentran adecuadas para su uso, no solo vehicular (que mal o bien
funcionan y logran su cometido), si no en una visión del peatón. Estas muchas
veces carecen de veredas o en algunos casos existen pero se encuentran
pesimamente mantenidas y adecuadas a los usos que podría llegar a darle al
residente de la zona como espacio público (un claro ejemplo es la Av. José
Belloni, que posee por partes una amplia vereda sin tratamiento alguno para su
uso y en otros trayectos hasta carece de vereda). Por otro lado las calles que
vinculan el interior de estos barrios no se encuentran en buen estado, muchas
de ellas ni siquiera están pavimentadas, causando una sensación de marginación
en los habitantes, no sintiéndose incluidos en la ciudad, no escuchados ni
tenidos en cuenta.
Es necesario la
construcción de calles y reconstrucción de estas, no solo para un desarrollo
del automóvil (permitiendo el acceso de la población a este y su circulación,
que ya existe bien o mal), si no una política de inclusión de la sociedad,
permitiendo un mejor nivel de vida, haciendo que su percepción sea agradable,
generando bienestar en su rutina.
Del mismo modo
si nos referimos a la periferia de Montevideo hablamos mayoritariamente de
clase media baja y baja en términos socioeconómicos, mostrando niveles altos de
delincuencia y hechos violentos. Esto es muy común no solo por la situación
económica de los habitantes, tiene mucha incidencia la calidad del espacio en
la que ellos viven y se vinculan. El tener que estar recluidos en sus hogares,
por la falta de espacios públicos calificados genera que estos no sepan
convivir, no exista tolerancia entre ellos, creando un sentimiento
individualista, no sintiéndose incluidos en la comunidad en la que viven.
Esto es posible
empezar a cambiarlo, si se generan espacios públicos tales como plazas,
parques, plazas de deportes, etc., que incluyan a los habitantes, haciéndolos
sentir parte de esa comunidad, aprendiendo a convivir con el vecino en un mismo
espacio, enseñando a cuidar lo que es de todos y que todos disfrutan.
Una buena forma
de partida para poder desarrollar esto teniendo el compromiso de los vecinos es
haciéndolos participes del plan a desarrollar, preguntándoles que es lo que
ellos reclaman, que les gustaría y como seria. Así en lugar de generar una
resistencia al cambio los incluye, de una manera participativa, generando una
conciencia como comunidad.
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