La Escala Humana
Al haber
observado la película, podemos recoger muchos conceptos que veníamos manejando
en clase, no solo en las clases teóricas sino como en las correcciones de los
trabajos prácticos. El hecho de que la calle ha tomado protagonismo es algo que
se ve evidente en todas las grandes ciudades del mundo. En todas las grandes
ciudades, y a mayor escala las mega ciudades, uno puede notar que como peatón
no tiene la preferencia que debería, así como la tiene el vehículo, no solo en
veredas con relación a las calles o la presencia de espacios públicos
peatonales, sino también por las dimensiones en las que las ciudades están
construidas, donde trasladarse en bicicleta es dificultoso y cansador, a pie es
casi inviable.
Considerando a
Montevideo como ciudad a analizar, claramente vemos esta misma problemática,
aunque en menor escala quizás, pero que genera un mismo problema. Tanto en
Montevideo como en grandes ciudades, existe el problema donde los espacios
públicos son concebidos de circulación (la vereda) y no de recreación, ocio o
interacción social. Estos espacios, además se conciben como extensión de la
calle vehicular, y siempre es esta la que tiene preferencia, por lo que no se
conciben como un espacio en sí mismo,
como algo propio de la ciudad, sino como un vínculo entre los edificios y la
calle. Esto lo observamos en toda la ciudad de Montevideo, donde la escases de
espacios públicos de calidad lleva a un gran espacio público como es la rambla,
pero que deja de lado el resto de los espacios en la ciudad. Programas para
revitalizar la ciudad como el Plan Fénix han fracasado no solo a la falta de
carga programática, sino que en parte debido a la falta de espacios públicos de
calidad, en una zona donde estaba, y sigue estando dominada por la escala
vehicular. Proyectos para revitalizar e integrar ciertos espacios públicos en
la zona así como utilizar la escala del peatón tuvieron su pequeño impulso,
pero fueron también disminuidos por ejemplo, por los propios vehículos
ingresando en la zona peatonal, así como su localización en la zona portuaria.
Entonces, quizás no solo se trata de incluir espacios públicos a la ciudad,
sino que realizarlos con una planificación a escala de la ciudad, más macro,
así como realizarlos de forma paulatina, y demostrando al ciudadano los
beneficios de dichos espacios, y que no lo vean como una simple obra vial. Es ahí donde recae la responsabilidad de la cuidad
de hacerse cargo de espacios de circulación y transformarlos espacios que no
pertenezcan a nadie específicamente, y a todos al mismo tiempo, invitando a
todo tipo de público a relacionarse o simplemente disfrutar en él. En la zona
de Bella Vista, donde estuvimos trabajando, pudimos observar como estaba
dominada completamente por los camiones de contenedores y tráfico en sí, de modo que generaba un espacio hostil para el
peatón, sumado al deterioro propio de la zona. En la gran mayoría de los
trabajos que realizamos para la revitalización de la zona, lo primero que se
intentó fue contener ese gran flujo de tránsito, desde opciones como vallas,
vegetaciones o incluso hasta enterrarla. Vemos aquí como quizás inconscientemente,
al intentar revitalizar una zona, lo que se realizó no fue introducir y
aumentar el flujo de tránsito, sino que hacer esto pero de forma controlada,
integrando la escala del peatón perdida en dicha zona y que tan importante
resulta ser.
Lógicamente este
proceso se puede realizar en toda la ciudad, donde los espacios públicos son
escasos y deteriorados, hasta los barrios periféricos, como Malvín Norte, que
pareció haber sido un laboratorio de experimentos en vivienda social, donde
encontramos grandes bloques de vivienda, cada una con su espacio propio, pero
que no conforman la ciudad ni están integrados a la misma.
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