jueves, 20 de noviembre de 2014

TPU. F2: Primpier, Anthony

Este documental trata de algunas ciudades dónde el arquitecto Jan Gehl y su equipo hicieron proyectos urbanísticos. El tema, sin sorpresa, es sobre la escala humana y la importancia de tener atención a cada uno de los habitantes. En efecto, la manera cómo creamos ciudades influya la manera cómo vivimos. Eso es la observación más importante que Gehl se di cuenta en las últimas décadas. Su trabajo fue la observación de la gente en detalle: como se mueve, a dónde se va, cuanto tiempo dura el camino, etc. Hoy de día, es siempre la manera cómo su equipo trabaja. Por ejemplo, en Nueva York, se dieron cuenta de que las personas necesitaron lugares para sentarse y que Times Square debió estar una plaza de verdad, con bicicletas y no coches. Además, en Chongqing, crearon una red de peatonales adentro de la ciudad con espacios para sentarse, charlar, jugar, y al final, interaccionar. Estos espacios se desarrollaron poco a poco entre los edificios. Fue un éxito para la gente porque la interacción entre la población es la base de una ciudad. En Melbourne, el proceso un poco similar. En el decenio 80, La gente vivió afuera de la cuidad en casas individuales con jardín y garaje, abandonando cada día más el centro. Los arquitectos del equipo de Gehl se dieron cuenta que el centro tuvo una red de calles a la escala humana entre los edificios inutilizadas pero con un gran potencial. Los edificios se abrieron sobre estas calles con tiendas y restaurantes y poco a poco la gente regresó al centro de Melbourne. Hay también otro tema: el coche. El documentario muestra las consecuencias de la presencia del coche en el desarrollo de las ciudades durante las últimas décadas. Los espacios son ahora demasiados grandes, la gente vive en barrios afuera del centro con stress para no estar regresada a su trabajo y todas las funciones son separadas. Eso no crea vida. En Copenhague, Gehl y su equipo cambiaron muchos espacios Lo que muestra la película es que si creamos más espacios públicos, habrá más vida pública en la ciudad.

Lo que me gusta más es el último proyecto presentado, Christchurch en Nueva Zelanda. En 2011, la ciudad sufrió un terremoto devastador. La idea para reconstruir fue que la gente eligió lo que quiso ver en su nueva ciudad. Fue el proyecto de todos, un proyecto para todos: “No voy a deciros qué hacer. Mi trabajo es escuchar. – David Sim, Gehl arquitectos” Esta frase representa para mí una buena visión del trabajo de un urbanista. Tiene que crear espacios para la gente pero es importante que escuche lo que la gente quiere. Al final, los proyectos parecen cómo una sinergia entre el equipo de arquitectos/urbanistas y la gente, no una creación de un equipo encerrado en una oficina. Me gusta cómo Gehl y su equipo trabajan: observar en detalles, identificar las necesidades y después proyectar para satisfacer las expectativas de la población y adaptar según los primeros resultados. Pienso que es una manera muy sensible, muy cerca de las exceptivas de cada uno, finalmente un enfoque a la escala humana.

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