jueves, 20 de noviembre de 2014

TPU. F2: Turturiello, Federico

“La escala humana” de Jan Gehl, análisis del filme

¿Cuál es el principal concepto que con el cual nos adherimos inmediatamente al terminar este documental producido en base al trabajo del arquitecto urbanista Jan Gehl y asociados? Caos. Caos en el presente, y caos aun mayor en un futuro no tan lejano. El análisis se lleva a cabo mediante ejemplificaciones diversas, con ciudades emblemáticas a nivel urbanístico y cultural (New York, Copenhague, etc.) y ciudades emergentes o ajenas al panorama primer mundista (Christchurch, Dhaka, etc.).

El punto de vista adoptado por el documental gira siempre en torno al ser humano, y principalmente a la psiquis del mismo, a su felicidad y exploración de sensaciones. No se priorizan sus tiempos o economías, sino la forma en la que el usuario de la ciudad participara social y emocionalmente con su ambiente más elemental: la ciudad. Se analiza extensamente la forma en la que las ciudades fueron creciendo o adaptándose en torno a necesidades más primarias y superficiales, y como esto ha llevado a una actualidad un tanto incoherente.

El filme muestra la forma de estudio de Gehl sobre las ciudades, siempre centrado en torno a “la vida entre los edificios” y no la arquitectura en sí. El estudio filtra la idea de que la gente marca una tendencia hacia la vida privada, en forma de claustro en cada residencia propia, excluyendo el mundo exterior para fines utilitarios únicamente. La causa de esto según Gehl es la forma de diagramación de ciudades, la forma en que son construidas e ideadas, con una prioridad central: el automóvil. Desde ejemplos como Nueva York o Chongqing, se plantea como una ciudad es pensada mayoritariamente para el transporte, generando espacios residuales y secundarios para los peatones, lo cual da una sensación adversa al espacio público en sí. Esta problemática se arrastra desde el boom industrial, donde el vehículo gano popularidad y genero un mundo en torno a él. Con el correr de las décadas, el mundo fue asimilando la idea de que esa escala prioritaria para las ciudades se tornaba equivocada, pero en muchos casos la vuelta atrás no se hace tan fácil.

En los ejemplos se brindan diferentes visiones, marcando Copenghaue como el caso de mayor éxito en torno al espacio urbano. El caso de New York está marcado fuertemente por sus costumbres sociales, y el pasado que conlleva, pero ha dejado entrever una intención por devolver al usuario peatonal el espacio que merece, al igual que el caso de Melbourne. Ejemplos más caóticos como Dhaka y Chongqing plantean el conflicto entre transito y peatón, y la dificultad que conlleva solucionarlos cuando las problemáticas fueron evitadas en los planes iniciales.


Un cambio de perspectiva es necesario conforme a las ciudades y como vivimos dentro de ellas, empezando por análisis y la generación de planes integrales que adopten y nutran el futuro, con el fin de evitar el eminente caos que ya se está desatando en los rincones más poblados del mundo. El automóvil y el transito no son el enemigo. La falta de consideración hacia la escala humana lo es.

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